martes, 22 de marzo de 2016

10 de 10: es un hecho, eres un workaholic


Quién sabe a qué se deba, pero las nuevas generaciones son adictas al trabajo. El límite entre lo sano y lo insano ya se rompió. Ahora las personas viven pegadas al teléfono, la computadora y los pendientes que vayan saliendo. ¿Eres uno de ellos?

1- Tu mentalidad es “siempre hay algo más que se puede hacer”
No basta con hacer cien cosas en un día, para ti siempre hay más cosas por hacer. Duermes poco, trabajas mucho; vives una vida completamente apegada a tu empleo. Es poco el tiempo que tu mente tiene libre para dejar de pensar en ello.

2- Pasas más de nueve horas diarias metido en tu chamba
En los países primer mundistas los horarios de trabajo no rebasan las cinco horas. A ti te pagan por siete y tu te echas diez. Estás mal. Tu adicción laboral alimenta a los jefes abusivos y a las injusticias laborales. Psicológicamente no está bien pasar tanto tiempo en la oficina.

3- No tienes otro tema de conversación más que chamba
Cuando al fin has salido del encierro lo único que haces es hablar de. Tu tema de conversación siempre está vinculado a tu profesión. Estás obsesionado. Hablas de esto hasta con personas que no tienen el más mínimo interés en el tema. Debes parar.

4- Aunque te va muy bien, jamás viajas ni tienes días libres
Tienes el dinero que siempre quisiste llegar a tener. Eres bueno en lo que haces y recibes tu recompensa de vuelta, ¿pero de qué te sirve si no tienes tiempo para gastarlo? Comes mal, vives en la oficina y no viajas. Solo ahorras. ¿Si hoy te murieras de qué te habría servido?

5- No sabes delegar responsabilidades
Estás tan poseído con tu chamba que no dejas que nadie haga las cosas por ti. Tienes un buen equipo a tu cargo y aún así te matas en el trabajo por miedo a que tu no hagas las cosas. Crees que nadie lo puede hacer mejor que tú y a eso se le llama ego. Tu ego está fuera de control.

6- Tus amigos y vida social giran en torno al trabajo
Se supone que las amistades van surgiendo de distintos ámbitos de la vida, ¿no? La escuela, las fiestas, los amigos de los amigos, los retiros espirituales, los hobbies, etc. Tu no eres de esos. Como no sales de la oficina tus únicos amigos son tus compañeros del trabajo.

7- No has estado en momentos importantes por estar metido en la oficina
Se casó tu mejor amigo y no fuiste a la boda por chamba. Nació tu sobrino y tampoco estuviste porque ése día fue imposible escaparte. Y así la lista es interminable. No estás presente en los momentos importantes por workaholico. ¿No crees que ya llegaste al punto en el que debes de parar?

8- Saltas de una chamba a otra, pero jamás te das ni un día sin trabajo
Duras muchos años en el mismo trabajo y cuando te corren --o renuncias-- saltas de inmediato a otra chamba. No te regalas ni un día libre, ni una semana para procesar la información. Tienes tendencia-comportamiento de esclavo por voluntad propia.

9- No tienes pasatiempos paralelos a tu adicción laboral
No haces ejercicio, no coleccionas algo, no te apasiona nada más que trabajar. Tu vida no tiene diferentes ángulos, sólo tienes una arista y ésa, es tu trabajo. Es una pena, habiendo tantas posibilidades, en un mundo tan infinito y rico como éste.

10- Tu habilidad para realizar 20 cosas a la vez ha llegado a niveles fuera de lo normal
Eso del multitasking es lo tuyo: hablas por celular, respondes mails, comes y firmas papeles al mismo tiempo. Incluso cuando estas en casa haces lo mismo: ves la tele, convives con tu pareja, al mismo tiempo envías mails y checas las redes sociales. No tienes tiempo libre sin estar conectado a algo.
 

No hay comentarios: